La importancia de firmar un buen contrato

En las últimas semanas nos hemos encontrado en el despacho con estas tres situaciones:

  • Un cliente que quería reclamar una cantidad que le debían por una intervención en una obra.
  • Otro, que reclamaba una factura por un trabajo realizado y que su cliente no quería recibir.
  • Y, por último, otro cliente al que no querían pagar el trabajo realizado, porque el resultado obtenido no era el esperado.

Tres situaciones diferentes, pero con un denominador común: la falta de un acuerdo previo que regulara la relación profesional o mercantil que habían iniciado.

Si en el ámbito fiscal siempre hemos aconsejado una planificación previa que nos permita saber, de antemano, cuál va a ser el coste fiscal de la operación, en las relaciones profesionales o empresariales, entendemos que firmar un contrato que regule dicha relación no va a ser el seguro de no tener problemas, pero si la ayuda de que estos sean mucho menores.

La necesidad de firmar unos pactos que determinen el trabajo a realizar y el precio a pagar, las condiciones y plazos de ejecución y entrega, el método de pago, las obligaciones de ambas partes, las posibles consecuencias del incumplimiento de lo pactado son aspectos fundamentales que debiera reflejarse en un contrato previo a cualquier inicio de una relación.

Como hemos dicho, la existencia de este contrato no va a ser garantía de la ausencia de conflictos, pero estamos seguros de que la solución de estos será más fácil. Y de eso se trata, de no complicar las cosas.